miércoles, 13 de julio de 2011

NÚCLEO PEDAGÓGICO

NÚCLEO PEDAGÓGICO
Se llama núcleo pedagógico a la interacción de tres componentes básicos: profesor, alumno y contenidos, es la relación que se establece entre estos tres componentes, y para Walter Doyle (1983),  en el centro del núcleo pedagógico está la tarea educativa, entendiéndose ésta como: lo que efectivamente realizan los alumnos, lo que en verdad aprenden con la actividad,  y no lo que se espera que logren.
Centrándonos en el modelo del núcleo pedagógico, se pueden crear las bases para intervenir y lograr una mejora en el proceso educativo.  El texto plantea siete principios que orientan el trabajo en este proceso:
Primer principio: “Los incrementos en los aprendizajes de los alumnos ocurren sólo como una consecuencia de las mejoras en el nivel de los contenidos, en el nivel de los conocimientos y habilidades de los profesores y en el compromiso de los alumnos”.  Este principio alude a que, para lograr éxito en la mejora del proceso enseñanza-aprendizaje, se deben perfeccionar los conocimientos y las habilidades del profesor en su trabajo con los alumnos; en su manejo de los contenidos, los cuales deben aumentar en nivel y  complejidad sin olvidar que deben ser significativos para los educandos, de manera que tengan un rol más activo en su proceso de aprendizaje logrando con ello un mayor compromiso en su proceso.
Según el texto, un fuerte liderazgo pedagógico será efectivo sólo en la medida en que se ejerza en terreno, realizando supervisiones en el trabajo de aula, que es donde deben efectuarse los verdaderos cambios. Como ejemplo, se grafica una supervisión en cuatro cursos paralelos de una misma unidad educativa y con un mismo contenido, en el cual se demostró que las diferencias de aprendizaje de cada curso dependieron no del contenido ni de su complejidad, sino de la metodología utilizada por cada docente.
Segundo principio: Si se modifica uno de los componentes del núcleo pedagógico, se  deben cambiar los dos restantes para incidir sobre el aprendizaje de los alumnos”.  Al realizar cambios, en cualquiera de los tres componentes del núcleo pedagógico, para que el cambio sea efectivo se deben modificar los otros dos componentes.  Así, por ejemplo, al modificar el currículo, se debe invertir en desarrollar nuevos conocimientos y actitudes necesarias para que los profesores puedan impartir ese currículo; el alumno/a también debe conocer cuál es su rol en este nuevo enfoque, debe saber hacia dónde va el proceso pedagógico. Por otra parte, si se invierte en perfeccionamiento docente, debe estar claro el objetivo curricular de dicho perfeccionamiento, es decir, cuáles serán los contenidos reales que los alumnos deberán dominar y de qué forma se llevará a cabo la tarea escolar para lograr el dominio de los contenidos y, además, se debe dilucidar si los alumnos están efectivamente interesados y comprometidos con esta tarea.  Al dejar de lado cualquiera de los tres componentes del núcleo pedagógico, los cambios serán muy débiles y no tendrán un impacto profundo a nivel de la organización sistémica.
Tercer principio: Si no se puede ver en el núcleo no existe. Si el profesor no utiliza una metodología adecuada al grupo de alumnos/as, no logrará los aprendizajes esperados. Esto se refleja en ejemplos de cursos paralelos con igualdad de condiciones, donde la variable es la metodología empleada por el profesor, se puede estar enseñando lo mismo, pero la tarea efectivamente realizada por los alumnos hará la diferencia.
Cuarto principio: “La tarea predice el desempeño”. Esto quiere decir que el logro de aprendizaje de los alumnos/as va a depender de las actividades curriculares que desarrolle con cada contenido, hacia qué habilidades se enfoca la metodología del docente.
Quinto principio: “El sistema de rendición de cuentas real reside en las tareas que se le encomiendan a los alumnos”. Enfocado desde las políticas educativas y la gestión se ve la rendición de cuentas como una responsabilidad que le atañe a la organización educativa, en cuanto es ella la que debe evaluar los procedimientos que se llevan a cabo para generar un buen resultado colectivo del proceso enseñanza aprendizaje, tales como las mediciones de desempeño, pruebas estandarizadas, etc.  Para evaluar los procedimientos en base a un buen resultado es necesario que haya una práctica colectiva fuerte, visible y común para que el cambio y el desempeño escolar sea efectivo.
Sexto principio: “Aprendemos a hacer el trabajo haciendo el trabajo…” este principio se refiere a que el funcionamiento del núcleo pedagógico no está funcionando, específicamente porque la práctica docente no se está desarrollando profesionalmente, por cuanto no existe cultura de trabajo en equipo, en general, cada aula resuelve sus situaciones problemáticas sin compartirlas con el resto de la comunidad.
Séptimo principio: “Descripción antes del análisis, análisis antes de la predicción, predicción antes de la evaluación” Este principio plantea que en primer término se debe construir un lenguaje común logrando una descripción clara para todos, posteriormente la etapa del análisis implica organizar la información en categorías previamente acordadas y en razón de lo cual ser capaces de emitir juicios de cómo se relacionan entre sí.  Luego viene la etapa de la predicción, en la cual se utiliza la evidencia de la observación previa y el análisis de la misma para poder inferir los resultados de los aprendizajes escolares a partir de la observación de la práctica docente. En relación a los tres elementos señalados se plantea el tema de la evaluación como un marco general que mide el nivel de práctica pedagógica, sea este alto, medio o bajo con el fin de mejorarla a futuro. Algunas de las soluciones que se plantean como mejoras en la práctica pedagógica es: entregar mayor información referente al desempeño escolar, capacitar y perfeccionar a profesores y directivos, apoyar aquellas escuelas que requieran de un mayor nivel en la práctica pedagógica. 
En síntesis las escuelas que mejoran son aquellas que,  mediante su metodología de trabajo y los valores que promueven, logran en forma duradera  el desarrollo integral de cada uno de sus alumnos, más allá de lo que podría ser esperable considerando las variables de rendimiento inicial, la situación social, cultural y económica de sus familias,   entendiéndose por integral el desarrollo intelectual, emocional y social, es decir, un(a) joven preparado en destrezas cognitivas, habilidades sociales, y con una férrea formación valórica que le otorgue la capacidad de enfrentar el diario acontecer con flexibilidad, creatividad, equilibrio y solidaridad.  
Esto se puede lograr construyendo en la comunidad escolar un lenguaje común, una práctica pedagógica colectiva, un fuerte apoyo a la práctica pedagógica, utilizando los recursos que están en la escuela, evaluando el nivel de conocimientos y habilidades requeridos para desarrollar el trabajo docente.  Existen también otros elementos fundamentales como son el clima de la escuela, del aula, el liderazgo, metas compartidas, altas expectativas, metodología de trabajo en equipo del profesorado y de la comunidad escolar en general. 

1 comentario: